Conocida como la Isla Esmeralda por las múltiples tonalidades de verde de sus paisajes (se dice que pueden contarse hasta 40), Irlanda ofrece un combo imbatible: una naturaleza de belleza dramática, un rico patrimonio histórico y la simpatía de su gente. Desde los agrestes acantilados de Moher y Slieve League (los más altos de Irlanda) hasta las misteriosas ruinas de la abadía de Clonmacnoise, hay todo un mundo ancestral donde celtas, vikingos y guerreros medievales dejaron su huella. Como en la necrópolis neolítica del Brú na Bóinne y los míticos muros de piedra de Newgrange, toda Irlanda es de una naturaleza sobrenatural. Descúbralo en la bulliciosa ciudad de Cork y la festiva Dublín, y visite sus populares templos: sus animados pubs, el Trinity College y la catedral de San Patricio. No olvide rememorar al poeta de los paisajes irlandeses, Yeats, en su idílico hogar: el pueblo de Sligo.