A veces, el camino menos transitado es el más gratificante, y Moldavia es, sin duda, eso. La capital, Chisináu, cuenta con amplios bulevares bordeados de sauces, más de 20 lagos repartidos por toda la ciudad y una colorida escena de cafeterías. La verdadera magia de Moldavia es el campo, donde las colinas densamente arboladas albergan antiguos monasterios como Capriana y Saharna, y sitios arqueológicos como el hermoso complejo Orheiul Vechi. La naturaleza se impone espectacularmente en la Reserva Nacional de Padurea Domneasca, que ofrece sencillas rutas de senderismo y la oportunidad de acercarse a ciervos y bisontes europeos. También se puede visitar la Cueva de las Sorpresas, una de las muchas espléndidas curiosidades subterráneas de Moldavia. Los gourmets se deleitarán con la floreciente industria del vino, con más de 40 bodegas a lo largo de todo el país.